jueves, 26 de marzo de 2015

Familias

La semana pasada y las dos próximas están convirtiendo mi vida en un cúmulo de momentos y experiencias inolvidables. Vamos en orden.
El pasado día del padre fue mi aniversario de pareja. Lo pasamos alejados del mundanal ruido, paseando entre naturaleza salvaje, real, sintiéndome dentro del beatus ille horaciano y pensando... ¡qué gran mentira! Vivir del campo no es tan fácil ni tan bonito. Sin embargo, pasear entre árboles, con el arrollo de fondo y el aroma de las flores nacientes es precioso.


 Dichoso aquél que lejos de los negocios, 
como la antigua raza de los hombres,
dedica su tiempo a trabajar los campos paternos con los bueyes,
libre de toda deuda,
y no se despierta como los soldados con el toque de diana amenazador,
ni tiene miedo a los ataques del mar,
que evita el foro y los soberbios palacios
de los ciudadanos poderosos. 




Reflexioné, también, sobre lo poco o nada que se nos enseña de cultura natural, es decir, aquella que versa sobre la naturaleza. Aunque me resulta precioso y divertido ver el rostro de mi pareja mientras me enseña o, porque no decirlo, se ríe con mi ignorancia. Para él soy una niña pequeña a la que debe enseñar, la mujer con la que quiere compartir sus recuerdos y todo aquello que le hacía feliz de niño y que le sigue haciendo feliz ahora. ¿Por qué no complacerle? Al fin y al cabo, aprender es siempre algo maravilloso.

Las próximas semanas, bueno, primero: llega Semana Santa; segundo: me marcho del país (por muy poco tiempo).
El Viernes Santo siempre ha sido para mí un momento especial, un momento familiar. Sé que todas las familias se reúnen por Navidad, pero mi familia (paterna) se reúne ese día. Aunque cada vez somos menos, el recuerdo pervive y eso es importante.
Sobre mi marcha, bueno... es sólo un pequeño viaje para ver a la niña de mis ojos, aunque ya planeo otro para ver a mi niño.
Porque, a fin de cuentas, se trata de la familia. De celebrar el día que elegiste a la persona con la que quieres formar una nueva; de recordar a la de antes; de visitar a la que siempre estará y que nunca cambiarás y escribir este post un día en el que ella forma parte de la de antes, de la de siempre y aunque no esté presente hoy, seguirá formando parte de la nueva.



PD. No puedo terminar esto sin darle a mi querida Esther A. P. R. el crédito por su fotografía. Gracias, espero que no dejes un hobby tan bonito y que se te da tan bien.

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